No hay peor ciego que el que no quiere ver
Con millones de seguidores, el fútbol sigue siendo el deporte rey en España. Prueba de ello, son casi los 11,5 millones de espectadores que siguieron el último partido de La Roja en el Mundial de Rusia, contra Irán. Toda una legión de aficionados que pueden convertirse, sin querer, al utilizar la aplicación de La Liga de Fútbol Profesional, en una inestimable fuente de información para la lucha de este organismo contra la piratería. Hace unos años, las últimas cifras del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ponían de relieve que solo un 15,5% de los aficionados que ve los partidos de su equipo por la televisión (75%) afirma que paga por ello. Un porcentaje que el organismo deportivo teme que haya crecido considerablemente y por ello, ha decidido hacer uso de la tecnología móvil para acabar con esta lacra. Un fraude que asciende a los 150 millones de euros al año. Desde luego, una cifra nada baladí.
La Liga pretende emplear los micrófonos de los teléfonos de quienes se descarguen su aplicación así como su posicionamiento, una autorización que muchos aceptan sin leer con atención, con el objetivo de detectar establecimientos públicos no autorizados para la emisión de los partidos.
Esta decisión, que se ha convertido en trending topic en las redes sociales, ha provocado la reacción de los defensores de los derechos de los usuarios. Sin embargo, aunque la opinión de los expertos es algo difusa en este tema sí que quiere dejan claro la ligereza con la que los usuarios aceptan todos los permisos que requiera la descarga de una aplicación. En este asunto, en especial situación de vulnerabilidad se encuentran los niños y adolescentes, teniendo en cuenta que, a partir de los 10 años, tienen teléfono móvil propio, y que con 15 años, casi la mitad de la población dispone de su primer smartphone. Si bien es cierto que muchos padres cada vez son más conscientes de la necesidad de guiar a sus hijos en el uso responsable de estas tecnologías, un 30% de los progenitores desconoce qué hacen sus hijos en Internet y de los peligros a los que se enfrentan, de acuerdo con los datos hechos públicos por la «Guía sobre el Uso Responsable de la Tecnología en el entorno familiar». Y eso, que existen en el mercado herramientas de control parental que les facilita esta tarea como el Deco M5 y próximamente, el Deco M9 Plus.
Hablamos del bullying y el cyberbulling, cuya tasa se ha duplicado en seis años, pasando del 15% al 31%, o del sexting (intercambio de mensajes sexuales online), que reconoce haber practicado el 31% de los menores de 11 a 16 años en España.
El hecho de ser víctima de acoso puede provocar en el menor angustia, ansiedad, depresión e incluso tendencias suicidas. Para muestra un botón: Katherine Langford, la protagonista de “Por trece razones”. A pesar del realismo extremo de su decisión, que muchos padres han censurado, la serie pone de manifiesto que estar involucrado en situaciones de violencia como el acoso online es un factor de riesgo. Solo un dato: en España, el suicido es la segunda causa de muerte en menores de 18 años, después de los accidentes de tráfico.
