El videojuego, una alternativa saludable y en crecimiento

Se ha demostrado que jugar no es sólo cosa de niños y que esta actividad lúdica tiene enormes beneficios sobre el organismo tanto a nivel psíquico como físico. A pesar de esta creencia generalizada, los videojuegos no han contado con el beneplácito de una buena parte de la sociedad, que le ha atribuido siempre efectos nocivos sobre sus usuarios, como adicciones y una mayor agresividad. Aunque ésta última nunca se ha demostrado como una relación causa-efecto. De hecho, el último estudio sobre las bondades de los videojuegos pone de manifiesto justamente lo contrario: el aumento en popularidad de los videojuegos no se correlaciona con un incremento de la violencia juvenil.

Hoy en día existe en el mercado una variedad casi infinita de videojuegos… como los colores, hay gustos para todos- de estrategia, de deportes, arcade, plataformas, disparos… – que refuerzan o desarrollan en el jugador determinadas habilidades. Esto puede ser de verdadera utilidad para la vida personal o profesional. Por ejemplo, se ha constatado que los cirujanos que juegan a videojuegos son un 27% más rápidos que aquellos que no lo hacen. A nivel general, se estima que los gamers comenten un 37% menos de errores que otros y que toman decisiones un 25% más rápido que otros con la misma precisión.

Estemos de acuerdo o no con estas afirmaciones, lo cierto es que la industria del videojuego es un negocio floreciente y en continuo crecimiento. Se prevé que el mercado español de videojuegos crezca hasta los 890 millones de euros en 2018, un crecimiento del 16,71% respecto la cifra actual y un crecimiento anual superior al 4% en los próximos 4 años. En estas previsiones cobran especial protagonismo  los videojuegos online y para smartphones, que podrían llegar a crecer a un ritmo del 26,3% anual y que podrían llegar a representar, según estimaciones de la industria,  60.000 millones de dólares del total de los 100.000 al que equivaldrá el total de la industria del videojuego. Claro está que estas cifras serían imposibles sin el avance protagonizado en las comunicaciones domésticas sobre todo, con la popularización de las tecnologías de ancho de banda y dual band.